Es
precisamente en la coyuntura de este periodo de tiempo, cuando surgieron diversas
corrientes de pensamiento, entre ellas, dos, me parecen las más importantes: la
primera se refiere a la importancia que se les dio a los derechos humanos como
derechos subjetivos cuyo titular es el ser humano por el simple hecho de serlo;
la segunda surge del modelo bipolar del
mundo -el bloque socialista encabezado por la Unión Soviética y el bloque
capitalista por Estados Unidos-. En esta última se encuentra el autor que
analizamos en este episodio de Hommo
Politicus, Samuel Huntington.
Huntington
describe en su famoso artículo “El Choque de Civilizaciones”- producto de la
experiencia adquirida en las oficinas del gobierno estadounidense en Plena
Guerra Fría- el inevitable encuentro belicoso entre occidente y oriente, cuyo
vencedor es occidente y sus valores. Esta dicotomía es vaga y errónea, pues no
diferencia, correctamente, entre cada cultura y los engloba en civilizaciones
enteras, en específico, en ocho.
La
actualidad de Samuel Huntington se hace evidente cuando recordamos el evento
del once de septiembre de dos mil uno, el cual, fue atribuido al grupo
terrorista al- Qa’ida comandado por el que pronto sería considerado como el
enemigo número uno del “mundo”, Osama Bin Laden. Este hecho profundizó la
xenofobia hacia todo lo musulmán (al menos en Estados Unidos y quienes siguen
su directrices) e hizo patente el principal argumento de la escuela de choque.
A partir de
ese día, las invasiones y los ataques frontales de Estados Unidos han diseñado
la geopolítica actual: la carrera armamentista de los países de Medio Oriente y
los del lejano Oriente, cuya producción preocupa a los occidentales porque los
estadounidenses se han encargado de difundir tesis de miedo en esta parte del
mundo y los líderes del otro lado han hecho lo propio al establecer, como
política exterior, el antiimperialismo –
como ejemplo, la Constitución de la República Islámica de Irán la establece
expresamente- y al construir armas nucleares que bien pueden ser empleadas para
fines positivos como su desarrollo industrial o, como reacción ante un eventual
ataque de las potencias europeas o de Estados Unidos.
El orden mundial
actual nos hace pensar en que los argumentos de Huntington son correctos, pero…
¿realmente son irreconciliables nuestras diferencias o existirá un modo de
armonización de culturas? Reflexiona con nosotros tu respuesta; escucha el
episodio y forma tu propio criterio.
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